Recibido: 12 de septiembre de 2023; Aceptado: 29 de enero de 2024; : 11 de marzo de 2024
Introducción
Las evaluaciones de riesgo de extinción son cruciales para planificar la conservación de la biodiversidad (Bennun et al., 2018; Bachman et al., 2019; Nic Lughadha et al., 2020), por lo cual completar la Lista Roja de la flora mundial es una de las principales metas de la Estrategia Global de Conservación de Plantas (Sharrock et al., 2014). La Lista Roja de especies amenazadas (UICN, 2022) categoriza taxa a nivel global o nacional según una evaluación de su riesgo de extinción, y tiene una trayectoria de más de cinco décadas como la principal herramienta de priorización para conservación de especies (Corlett, 2016; Juffe-Bignoli et al., 2016; Bennun et al., 2018; Bachman et al., 2019; IPBES, 2019; Nic Lughandha et al., 2020). Aproximadamente el 15 % de las especies conocidas de plantas se ha evaluado para la Lista Roja global, y con la información disponible se estima que cerca del 40 % de las especies de flora del planeta se encuentra en riesgo de extinción (Nic Lughanda et al., 2020; UICN, 2022). En la última década se ha promovido desde la Estrategia Global de Conservación de Plantas la realización de evaluaciones de riesgo de extinción al nivel nacional, con el objetivo de tener una base más precisa para la toma de decisiones para la conservación de la flora, que tenga en cuenta la normativa de los países y que permita tomar acciones más acordes con los contextos locales.
Colombia es el segundo país en riqueza de especies de plantas después de Brasil, con más de 27 100 especies documentadas, de las cuáles poco más del 20 % son consideradas como endémicas (Bernal et al., 2019; Diazgranados et al., 2020; Brazilian Flora Group, 2021). Colombia es un país pionero a nivel global en conservación de plantas y cuenta con una Estrategia Nacional para la Conservación de Plantas (ENCP) desde el año 2001 (Samper & García, 2001; García et al., 2010) y con un Plan de Acción vigente a 2030 (Castellanos et al., 2017a). La ENCP, en alineación con la Estrategia Global de Conservación de Plantas, tiene 16 metas en el marco de cinco objetivos sobre gestión del conocimiento para la toma de decisiones (objetivo 1), acciones de conservación y uso sostenible (objetivos 2 y 3) y creación de capacidades para la conservación (objetivos 4 y 5). El primer objetivo de la ENCP, sobre gestión del conocimiento, tiene tres metas a alcanzar. La meta 1 es completar una lista de acceso público de las especies de plantas del país, lo cual se logró con la publicación del Catálogo de Plantas y Líquenes de Colombia en 2015. Esta iniciativa sigue en construcción y actualización permanente por el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia. La meta 2 plantea realizar evaluaciones de Lista Roja para la priorización de conservación de especies. Finalmente, la meta 3 se enfoca en asegurar que la información existente para apoyar la ENCP esté disponible para la gestión integral de nuestra biodiversidad de plantas (para revisar todos los avances en estas metas, ver Castellanos et al., 2017b).
Con respecto al avance de la Lista Roja de las plantas de Colombia, la primera iniciativa masiva a nivel nacional fue la serie del Libro Rojo de Plantas de Colombia. Dentro de esta serie se publicaron un libro para Briofitos en 2002 y seis volúmenes para Fanerógamas entre 2002 y 2007 (Linares & Uribe, 2002; Calderón et al., 2002; Calderón et al., 2005; Calderón, 2006; García & Galeano, 2006; Cárdenas & Salinas, 2007; García, 2007). Esta iniciativa del Libro Rojo representó un avance en la evaluación del riesgo de extinción de 1870 especies de plantas (7 % de las reportadas para el país), de las cuales un 42 % se identificaron como amenazadas. En 2015 se realizaron actualizaciones de evaluaciones para las especies que se incluyeron en planes de conservación de la ENCP para palmas y zamias y en 2019 se publicó un séptimo volumen del Libro Rojo enfocado en los helechos arborescentes (Cárdenas et al., 2019). Todas las especies que se declararon en alguna categoría de riesgo de extinción por estas iniciativas fueron incluidas en la actualización de la Resolución 1912 de 2017 de especies amenazadas del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), excepto los helechos arborescentes publicados posteriormente. Por otro lado, en la última década, un total de 201 evaluaciones de especies endémicas de Colombia -lideradas por instituciones fuera del país- se publicaron en la Lista Roja Global de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), lo cual constituye un aporte a la Lista Roja nacional.
Desde el 2014 se consolidó un grupo de trabajo para continuar avanzando en la Lista Roja de Plantas de Colombia, con representantes de universidades, jardines botánicos y autoridades ambientales que habían estado activamente participando en la gestión del conocimiento para la ENCP. Poco después, en 2017, se constituyó oficialmente el Grupo de Especialistas de Plantas de Colombia (GEPC) de la Comisión de Supervivencia de Especies de la UICN. El GEPC tiene como misión generar conocimiento científico que informe la toma de decisiones de los diferentes actores involucrados en la conservación de plantas a nivel nacional. Una de las principales metas del GEPC ha sido impulsar y completar la Lista Roja de las plantas a nivel nacional, además de usar esa información para la planificación de la conservación, particularmente en la identificación de áreas prioritarias para plantas como áreas claves de biodiversidad (KBA - Key Biodiversity Areas) (Smith et al., 2019) y áreas de importancia para las plantas (IPA - Important Plant Areas) (Darbyshire et al., 2017). Adicionalmente, el GEPC ha apoyado la implementación de planes de conservación para grupos estratégicos existentes (algunas especies maderables, orquídeas, palmas, zamias) y el diseño de planes nuevos (para magnolias, cactus, frailejones y algunos grupos específicos de orquídeas). El GEPC ha desarrollado colaboraciones con instituciones extranjeras (principalmente el South African National Biodiversity Institute, el Centro Nacional de Conservação da Flora de Brasil, Botanical Gardens Conservation International y el Real Jardín Botánico de Kew) y ha liderado iniciativas a nivel nacional con diversas instituciones para avanzar en la Lista Roja, enfocándose principalmente en especies endémicas del país.
El progreso en la Lista Roja de las plantas a nivel nacional se ha llevado a cabo a través de iniciativas estratégicas. Entre ellas se destacan las enfocadas en especies endémicas de la alta montaña y el bosque seco tropical, en especies incluidas en la Resolución 213 de 1977 de Minambiente (que establece una veda nacional sobre ciertos grupos de plantas epífitas), en especies de árboles endémicos (como aporte a la Lista Roja global de árboles) y en especies de plantas útiles (como aporte a la iniciativa “Plants for People” de UICN). En el Anexo 1 se listan las iniciativas más importantes que han aportado a la Lista Roja de las plantas de Colombia hasta el momento. En este artículo se presentan los avances de la Lista Roja de plantas a nivel nacional hasta 2022 y se discuten patrones taxonómicos, ecológicos y geográficos en el riesgo de extinción de los grupos de plantas evaluados hasta el momento. Además, se explora el impacto que han tenido estos avances en la Lista Roja en la planificación y las acciones de conservación para la flora del país, y se presentan perspectivas para completar la Lista Roja de las plantas a nivel nacional y usarla para la gestión integral de nuestra biodiversidad.
Materiales y métodos
La Lista Roja de las plantas de Colombia se ha construido hasta ahora a través de iniciativas de diversa índole durante más de veinte años. Todas estas iniciativas tienen en común el uso del estándar para evaluaciones de riesgo de extinción de la UICN (UICN, 2019), pero las aproximaciones para la captura de la información de base y la estimación de los parámetros de Lista Roja han sido variadas. En síntesis, lo que se requiere para una evaluación de Lista Roja es información sobre tendencias temporales en la distribución geográfica y/o el tamaño de las poblaciones en relación con amenazas antrópicas que pueden afectar el riesgo de extinción de una especie. La Lista Roja usa cinco criterios (A-E) y varios parámetros con umbrales cuantitativos para categorizar si la especie se considera como amenazada de extinción. Los criterios A, C y el subcriterio D1 requieren información del tamaño poblacional y su disminución por amenazas antrópicas, mientras que el criterio E requiere un análisis de viabilidad poblacional para estimar el riesgo de extinción de manera cuantitativa. El criterio B y el subcriterio D2 requieren información de la distribución geográfica de la especie, en conjunto con conocimiento sobre degradación antropogénica de sus poblaciones o hábitats. Usando uno o más de estos criterios, cada especie es asignada a una categoría de Lista Roja, que puede ser una categoría de no amenaza: DD (Datos Insuficientes), LC (Preocupación Menor), NT (Casi Amenazada); o una de las categorías de amenaza: VU (Vulnerable), EN (En Peligro), CR (En Peligro Crítico).
Para la mayoría de las especies de plantas de Colombia no existe información de tendencias en el tamaño poblacional, aunque existen notables excepciones para especies de palmas, zamias y magnolias y otros árboles maderables. La estimación de los parámetros de distribución geográfica para el criterio B y/o el subcriterio D2 se puede realizar usando ocurrencias geográficas de las poblaciones conocidas de la especie, para lo cual los especímenes de herbario y reportes de personas expertas son la principal fuente de información. En colaboración con la Asociación Colombiana de Herbarios (ACH) y con un gran número de personas expertas en botánica (principalmente en taxonomía), la estimación de parámetros de distribución geográfica se ha usado como base principal para las evaluaciones de la Lista Roja de las plantas de Colombia, de manera similar a lo que ocurre a nivel global (Brooks et al., 2019; Rivers et al., 2010). Para usar estos criterios de distribución geográfica también es necesaria información respecto a amenazas antropogénicas que reduzcan la abundancia poblacional o la cantidad o calidad del hábitat de las poblaciones, para determinar si la especie presenta fragmentación severa, disminución continua o fluctuaciones severas por amenazas antrópicas (UICN, 2019).
La metodología usada en las evaluaciones de riesgo de extinción de la serie del Libro Rojo de plantas de Colombia se puede consultar en los volúmenes publicados (Linares & Uribe, 2002; Calderón et al., 2002; Calderón et al., 2005; Calderón, 2006; García & Galeano, 2006; Cárdenas & Salinas, 2007; García, 2007; Cárdenas et al., 2019). En el caso de las evaluaciones realizadas por el GEPC a partir de 2017, la principal fuente de información usada han sido los especímenes de herbario de las principales colecciones de Colombia (que se han podido acceder gracias al apoyo de la ACH) y de los herbarios internacionales que cuentan con colecciones representativas de plantas del país. Los principales herbarios consultados han sido BOG, CAUP, CDMB, CHOCO, COAH, COL, CUVC, F, FMB, HPUJ, HUA, HUC, HUCO, HUQ, JAUM, JBB, JBGP, MEDEL, MO, NY, PSO, TOLI, TULV, UDBC, UIS, UTMC y US (Anexo 2). También se han realizado consultas en bases de datos y repositorios de biodiversidad con información relevante para la flora nacional, como el Sistema Global de Información sobre Biodiversidad (GBIF). En esta captura de datos se usa la información de localidad de colecta del espécimen y se asignan o verifican coordenadas geográficas, generalmente usando el protocolo de georreferenciación del Sistema de Información sobre Biodiversidad (SiB) de Colombia (Escobar et al., 2016). Adicionalmente, la identificación taxonómica de los especímenes se valida con especialistas de los grupos taxonómicos a través de entrevistas o talleres. Para realizar las evaluaciones también se revisa la literatura científica e información disponible en otros medios sobre la ecología, los usos y las amenazas para las especies; y en algunos casos se implementan talleres o entrevistas con personas expertas para revisar toda la información de base recopilada para la estimación de parámetros de Lista Roja.
Para cada especie se estiman parámetros de Lista Roja como extensión de presencia (EOO), área de ocupación (AOO) y número de localidades, generalmente usando herramientas informáticas como la plataforma GeoCat del Jardín Botánico de Kew (Bachman et al., 2011) o el paquete ConR del lenguaje de programación R (Dauby et al., 2017). Posteriormente, de acuerdo con la información proporcionada por personas expertas, extraída de fuentes secundarias o inferida a través de análisis usando códigos de R diseñados por el GEPC (Arango et al., 2023), se determina si las amenazas a la especie han resultado en reducción poblacional, fragmentación severa o disminución continua. En la mayoría de las evaluaciones se ha utilizado información de la cantidad y la calidad del hábitat en donde se tiene conocimiento que la especie ocurre, usando capas espaciales de la distribución de hábitat (bosque-no bosque, bosque seco y páramo) y del índice de huella espacial humana, proporcionadas por el Ideam (Ideam, 2016) y el Instituto Humboldt (Correa et al., 2020). Se realizan también análisis detallados de las amenazas a las poblaciones de las especies, a través de análisis espaciales de la distribución de actividades antrópicas obtenida de capas espaciales de centros poblados, vías, embalses, proyectos mineros y actividades agropecuarias para Colombia. La mayoría de estas capas geográficas fueron consultadas en el Geoportal del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, excepto la capa de la frontera agrícola en Colombia, que fue obtenida del Sistema de Información para la Planificación Rural Agropecuaria. Finalmente, para cada evaluación de Lista Roja se documentan acciones de conservación que existan para las especies y se registran las ocurrencias en áreas protegidas usando capas espaciales de la base de datos global de áreas protegidas y del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Sinap) de Colombia.
Una vez las evaluaciones se completan, generalmente se validan por personas expertas en talleres o entrevistas personalizadas, de manera presencial o virtual. Las evaluaciones finales se someten a revisión por pares dentro del GEPC y por personas expertas de otros grupos de especialistas de la UICN. Las evaluaciones a nivel nacional de las plantas de Colombia se publican en la plataforma web del SiB de Colombia, como un módulo de las fichas de especies, una vez que la categoría se encuentra pública en una fuente oficial como la Resolución de Minambiente o la Lista Roja global de la UICN. En el caso de las evaluaciones de especies endémicas del país, que constituyen la evaluación a nivel global, la información se somete a la Unidad de Lista Roja de la UICN a través de la plataforma Species Information System, para publicación en el portal web de la Lista Roja Global de especies. El GEPC también ha publicado algunos productos de conocimiento que compilan y analizan las evaluaciones de riesgo de extinción para grupos de plantas a nivel nacional (Baca Gamboa et al., 2021; Diazgranados & Castellanos, 2021; Lopez & Morales, 2023), y ha realizado presentaciones sobre los avances de las diferentes iniciativas en eventos académicos, especialmente en los congresos colombianos de botánica desde el 2017.
Las evaluaciones publicadas en la serie del Libro Rojo de plantas de Colombia y en los portales de la Lista Roja Global y SiB Colombia están consolidadas, según los proyectos en donde se ejecutaron, en el Anexo 1. Con esta compilación de 3038 evaluaciones, en este estudio se comparan patrones de riesgo de extinción entre especies de diferentes familias taxonómicas y hábitos de crecimiento. Para asignar las especies a un hábito se usó la clasificación estándar de la UICN (UICN, 2019). Adicionalmente, se utilizaron las ocurrencias geográficas de especies evaluadas en el marco de iniciativas lideradas por el GEPC (2793 especies) para determinar patrones en la distribución geográfica de especies evaluadas e identificadas como amenazadas y tendencias respecto al índice de huella espacial humana (Correa et al., 2020) y la presencia en áreas protegidas del Sinap de Colombia.
Resultados
El compendio completo del avance de la Lista Roja de las Plantas de Colombia hasta 2022 (la lista de especies evaluadas con su categoría y criterios de Lista Roja y otra información básica) se podrá consultar próximamente en el repositorio del SiB Colombia. Teniendo en cuenta dicho consolidado, se han evaluado en total 3038 especies, correspondientes a un 12 % de las especies nativas reportadas en el Catálogo de Plantas y Líquenes de Colombia. La mayoría de estas evaluaciones se realizaron en dos periodos, entre 2002 y 2007 y desde 2018 hasta 2022 (Figura 1).
De las especies evaluadas, un total de 1137 (37 %) se consideran en alguna categoría de riesgo de extinción (CR, EN y VU). Del total de las especies amenazadas identificadas hasta ahora, un 9 % se encuentra en la categoría CR, 15 % en la categoría EN, y un 13 % en la categoría VU, mientras que un 6 % de las especies se han declarado como DD. En cuanto a las especies endémicas del país, se ha evaluado un 30 % de las reportadas hasta el momento y un 48 % de ellas se encuentra en riesgo de extinción (908 de 1906 especies evaluadas). Las especies no endémicas tienden a tener una proporción menor (20 %) de especies identificadas como amenazadas (Figura 2).
La mayoría de las especies evaluadas hasta el momento pertenecen a ocho familias taxonómicas: Bromeliaceae y Orchidaceae, con casi 400 y 500 especies respectivamente; y a Asteraceae, Arecaceae, Melastomataceae, Cyatheaceae, Chrysobalanaceae y Passifloraceae, cada una con más de 100 de sus especies evaluadas (Figura 3). Las familias con el mayor porcentaje de especies evaluadas son Cyatheaceae (100 %), Zamiaceae (100 %), Magnoliaceae (100 %), Bromeliaceae (89 %), Sphagnaceae (84 %) y Dichapetalaceae (81 %). Otras 5 familias (con más de 10 especies en Colombia) completan el listado de las que tienen más del 50 % de sus especies evaluadas: Lecythidaceae, Passifloraceae, Chrysobalanaceae, Arecaceae, Cactaceae y Brunelliaceae. Las familias con mayor riqueza de especies en el país, Orchidaceae, Asteraceae, Rubiaceae y Fabaceae (cada una con más de 1000 especies) tienen menos del 20 % de sus respectivas especies evaluadas (Figura 4).
En cuanto a la proporción de especies identificadas como amenazadas, en familias con buena cobertura de evaluaciones, las de mayor proporción de especies en riesgo de extinción son Magnoliaceae (100 %) y Zamiaceae (92 %), mientras que las otras familias presentan menos de la mitad de sus especies evaluadas en categoría de amenaza: Dichapetalaceae (43 %), Sphagnaceae (42 %), Cyatheaceae (33 %) y Bromeliaceae (24 %). Otras familias parecen tener un gran porcentaje de especies amenazadas, pero los resultados son preliminares dada la baja cobertura de evaluaciones. Por ejemplo, Lamiaceae tiene un 95 % de sus especies identificadas como amenazadas, pero solo se han evaluado un 25 % de sus especies reportadas para Colombia. Orchidaceae y Asteraceae tienen al menos la mitad de sus especies evaluadas en categorías de riesgo (52 % y 50 %, respectivamente), pero también tienen una cobertura baja de evaluaciones. Entre las otras familias con mayor número de evaluaciones y baja cobertura, Brunelliaceae tiene 48 % de sus especies en categorías de riesgo, Lecythidaceae 32 %, Melastomataceae 31 %, Cactaceae 30 %, Chrysobalanaceae 22 %, Arecaceae 18 % y Passifloraceae 4 %. Rubiaceae y Fabaceae, dos de las familias más diversas en el país, tienen 24 % y 43 % de sus especies amenazadas, respectivamente (Figura 3).
Cabe resaltar que existen 525 especies para las que se ha realizado más de una evaluación de Lista Roja entre el 2000 y 2022 (de las cuales 339 son endémicas). Solamente para el 31 % de estas especies la categoría de riesgo de extinción permaneció idéntica después de al menos 10 años de su primera evaluación. En el caso de las familias Arecaceae y Zamiaceae, la mayoría de sus especies fueron evaluadas para los Libros Rojos en 2005 y luego se realizaron reevaluaciones cuando se formularon sus planes de conservación en 2015. En el caso de Zamiaceae se realizó otra reevaluación en 2020. De manera similar, los frailejones (Asteraceae: Espeletiinae) fueron evaluados en los Libros Rojos en el 2005 y se reevaluaron para la Lista Roja de plantas de Colombia en el año 2020. Finalmente, algunas especies de Bryophyta, Bromeliaceae y Passifloraceae también se evaluaron en los Libros Rojos y luego se reevaluaron en posteriores iniciativas de Lista Roja (Anexo 1). En estos grupos el cambio de categoría de riesgo de extinción no se debe a impactos conocidos de las amenazas o de las acciones de conservación, sino principalmente a la mejora en la información disponible sobre el número de poblaciones y distribución geográfica.
Con los resultados obtenidos hasta el momento, emergen algunos patrones sobre el riesgo de extinción de las plantas de Colombia según su hábito de crecimiento. La mayoría de las evaluaciones de Lista Roja se han realizado para especies con hábito arborescente (51 %), seguidas de las especies de hábito epífito (23 %) y herbáceo (10 %). Entre las especies evaluadas, casi la mitad de las briofitas (45 %) y las hierbas (44 %) se encuentran en categorías de amenaza. En contraste, las especies con hábito arborescente (38 %), epífito (36 %) y los helechos (32 %) tienden a tener un menor porcentaje de especies amenazadas. Las especies con hábito lianescente son las que presentan la menor proporción de especies amenazadas, con un 7 % (Figura 5).
En cuanto a patrones geográficos, la mayoría de las especies identificadas como amenazadas se distribuye en la región Andina (Figuras 6A y 6C). Los departamentos de Antioquia, Cundinamarca, Santander, Valle del Cauca y Boyacá registran la mayor cantidad de especies amenazadas (Figura 6C). Sin embargo, si se analiza la proporción de especies evaluadas que han resultado amenazadas, la región Caribe adquiere relevancia (Figuras 6B y 6D). Por ejemplo, en los departamentos de San Andrés y Providencia, Atlántico y Sucre más de la mitad de las especies evaluadas están amenazadas (Figura 6D). Un patrón similar es observado cuando se desagregan los datos sobre una cuadrícula geográfica: aunque la región norte de los Andes alberga importantes concentraciones de especies amenazadas (Figura 6A), las regiones Caribe, Orinoquia y Amazonia también tienen puntos de concentración de especies en riesgo de extinción (Figura 6B). Es importante tener en cuenta que la proporción de especies evaluadas con respecto al total de las especies registradas para cada departamento no es homogénea, ya que los departamentos de la Orinoquia, Amazonia y algunos del Caribe tienden a tener menor porcentaje de sus especies evaluadas (Figura 7A). Es relevante notar que hemos avanzado más en el conocimiento del riesgo de extinción de la flora en los departamentos de la región Andina y, consecuentemente, departamentos como Antioquia y Santander tienen la mayor proporción de especies amenazadas con respecto a las especies totales registradas en su territorio (Figura 7B).
La mayoría de las especies amenazadas se distribuye en regiones con un alto índice de huella humana (42 % en promedio), principalmente en la región Andina (Figura 8A). Este patrón coincide con que la mayoría de las evaluaciones reportan la destrucción de hábitats como la amenaza más importante para las especies. La sobreexplotación no parece ser una amenaza importante para la mayoría de las especies, con notables excepciones para especies con amplio uso como maderables y ornamentales. Otras amenazas como especies invasoras, contaminación y los impactos del cambio climático no se reportan como amenazas significativas para la mayoría de las plantas del país. En las evaluaciones se reportan pocas acciones de conservación específicas para las especies, más allá de su presencia en áreas protegidas. Un 64 % de las especies evaluadas tiene al menos una ocurrencia dentro de alguna figura de área protegida, pero en el caso de las especies amenazadas el porcentaje es de solamente 26 % (Figura 8B).
Discusión
Progreso de la Lista Roja de las Plantas de Colombia
La iniciativa del Libro Rojo de Plantas de Colombia posicionó a la Lista Roja como una herramienta crucial para la planificación de la conservación de especies en el país, sobre todo a partir del 2002, luego de su reglamentación normativa por parte de Minambiente a través de la Resolución que declara la Lista de Especies Amenazadas en Colombia (Gómez et al., 2018). Sin embargo, luego de evaluar un poco más del 7% de las plantas nativas reportadas para Colombia, la iniciativa no avanzó significativamente luego de 2007. Con la consolidación del grupo de trabajo para planificar el avance de la Lista Roja de las plantas de Colombia y la creación del GEPC de la UICN en 2017, se cataliza la continuación de las iniciativas de Lista Roja de plantas a nivel nacional. El GEPC es una instancia de colaboración interinstitucional con unas metas comunes establecidas, lo que ha permitido unificar esfuerzos para contribuir de manera considerable a la planificación para la conservación de la flora. Para fines de 2022 ya se ha ampliado la cobertura de especies evaluadas a un 12 % de las reportadas en el Catálogo de Plantas y Líquenes de Colombia y, para el año 2025, con 3299 evaluaciones adicionales en proceso de ejecución o publicación, esta cobertura aumentará al 25 %, incluyendo el 57 % de las especies endémicas.
De las 3038 especies evaluadas para la Lista Roja nacional hasta el año 2022, un 37 % (1137 especies) se categorizó como en riesgo de extinción. Teniendo en cuenta solamente las especies endémicas, la cobertura de evaluaciones es del 30 %, y de estas un 48 % (871 especies) se consideran como amenazadas. Pocos países han elaborado la Lista Roja completa de todas sus especies de plantas a nivel nacional; entre los megadiversos, solo Sudáfrica lo ha hecho hasta el momento (Raimondo et al., 2013). En Sudáfrica, el 13 % de las más de 20 000 especies de plantas registradas para el país se encuentran en riesgo de extinción, una cifra considerablemente menor a la reportada preliminarmente para Colombia. En cuanto a otros países de América Latina, los avances en Listas Rojas de plantas nivel nacional incluyen las listas rojas de especies endémicas de Ecuador (León et al., 2011) y Cuba (González et al., 2016), y compendios preliminares de Venezuela (Huérfano et al., 2020) y Brasil (Martinelli & Moraes, 2013). Estos avances en Listas Rojas de plantas han producido cifras muy disímiles en cuanto a la proporción de especies amenazadas: en algunos es muy pequeña, como en Venezuela (9 %); en otros es intermedia, como en Brasil (46 %) y en Cuba (57 %); y en otros es muy alta, como en Ecuador (79 %).
Si se considera el estimado a nivel global, con una cobertura de evaluación del 15 % de las especies conocidas, un 40 % de las plantas se encuentran en riesgo de extinción (Nic Lughadha et al., 2020), cifra similar a la reportada para Colombia. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los grupos de especies evaluados en la Lista Roja de plantas a nivel global y nacional no han sido seleccionados aleatoria o sistemáticamente. A nivel global, la priorización de evaluaciones se ha enfocado en especies de uso para los humanos, especies dentro de límites políticos definidos y especies o grupos considerados con un alto riesgo de extinción (Martins et al., 2013; Goettsch et al., 2015; Davis et al., 2019; Nic Lughadha et al., 2020). En Colombia se ha dado prioridad a grupos cuya taxonomía y distribución geográfica es bien conocida, que presentan especialistas taxonómicos activos y disponibles para apoyar las evaluaciones, o que se consideran de interés en conservación. Adicionalmente, el territorio nacional no ha sido homogéneamente explorado, lo que ha generado una mejor representatividad de especies del norte de los Andes (p. ej., Antioquia, Cundinamarca y Santander) en la Lista Roja en comparación con otras regiones. Por todo lo anterior, estos porcentajes de especies amenazadas deben ser considerados como preliminares y sujetos a cambios una vez se complete la Lista Roja de plantas a nivel nacional y global.
Aunque la cobertura de la Lista Roja de plantas de Colombia todavía es baja y el muestreo de especies evaluadas probablemente tenga sesgos, es relevante explorar patrones taxonómicos, ecológicos y geográficos sobre el riesgo de extinción de la flora con la información disponible. Estos patrones pueden informar la toma de decisiones y la planificación para la conservación que es urgente, invocando el principio de precaución, usado comúnmente en conservación de la biodiversidad. Grupos taxonómicos que a nivel global reciben mayor atención en conservación, como las magnolias y las cycadas (a las que pertenecen las zamias), tienen la mayoría de sus especies en riesgo de extinción en el país. Familias con alta riqueza de especies, como Orchidaceae y Asteraceae, aún requieren de esfuerzos para completar sus evaluaciones. Sin embargo, se estima que más de la mitad de las especies evaluadas están amenazadas, a diferencia de otras familias con poca cobertura de evaluaciones. En contraste, cerca de 195 familias de plantas de Colombia aún no tienen ninguna evaluación de Lista Roja, incluyendo familias relativamente diversas como Convolvulaceae, Thelypteridaceae, Selaginellaceae, Aspleniaceae y Menispermaceae. Por otro lado, si bien las especies de hábito arbóreo han sido más representadas en las evaluaciones, estos grupos no necesariamente son los que tienen mayores proporciones de especies amenazadas. Las especies con hábito herbáceo y los briófitos podrían tener mayores porcentajes de especies en riesgo de extinción. Finalmente, a pesar de que en la región Andina se concentra la mayoría de las especies en riesgo, algunos sitios en el Caribe, la Orinoquia y la Amazonia tienen una alta proporción de especies amenazadas con respecto a especies evaluadas.
La pérdida de hábitat es la principal amenaza a la flora de Colombia, una tendencia que también ha sido reportada en la mayoría de las Listas Rojas de plantas en países vecinos (León et al., 2011; Martinelli & Moraes, 2013; Huérfano et al., 2020). El impacto negativo de la degradación y pérdida de hábitat en la biodiversidad es ampliamente conocido, tanto a nivel mundial (Krupnick, 2013; Corlett, 2016) como nacional (Valderrama et al., 2015). A pesar de ello, las medidas para revertir esta pérdida y degradación de hábitats en el país han sido insuficientes, con tasas de deforestación crecientes (Galindo et al., 2019) y un índice de huella humana con tendencia al alza (Correa et al., 2020). Adicionalmente, las acciones de conservación para recuperar o hacer uso sostenible de las especies amenazadas (y de la flora en general) son muy escasas en el país. Por otro lado, se asume que las especies que tienen poblaciones en áreas protegidas tienen garantizada su conservación en el largo plazo. Si bien un alto porcentaje de nuestras especies amenazadas tiene al menos una población dentro de áreas protegidas, estas figuras varían en su efectividad para la protección de poblaciones y hábitats. Por lo anterior, algunas especies pueden estar en creciente riesgo de extinción, incluso si sus poblaciones están ubicadas dentro de áreas protegidas.
En las evaluaciones realizadas hasta el momento, el cambio climático no ha sido identificado como una amenaza de importancia, lo cual llama la atención considerando el alto número de especies andinas evaluadas. Los estándares de la UICN permiten incorporar el impacto del cambio climático en los análisis de riesgo de extinción, llevando a cabo análisis espacialmente explícitos que permitan predecir cambios en alguna de las métricas usadas (EOO, AOO, número de individuos, etc.) usando proyecciones de modelos de distribución de especies (Raimondo et al., 2022; Young, 2022). Es recomendable involucrar este tipo de modelación en futuros proyectos de Lista Roja, especialmente en grupos de especies que se consideran altamente vulnerables a los efectos del cambio climático. El efecto de amenazas como las especies invasoras y la contaminación tampoco fueron explorados en la mayoría de las evaluaciones, sin embargo, es importante promover y apoyar investigaciones que evalúen el efecto de estas amenazas potenciales sobre la diversidad de plantas en Colombia, las cuales ya son de preocupación a escala planetaria (Downey & Richardson, 2016; Sigmud et al., 2023)
Uso de la Lista Roja de las Plantas de Colombia
Las evaluaciones de riesgo de extinción han permitido la formulación de varias herramientas para la gestión nacional de la biodiversidad. Por un lado, Minambiente utiliza estas evaluaciones como el insumo principal para la elaboración de la resolución que declara las especies silvestres amenazadas, que tuvo su primera versión en 2002 y se ha actualizado varias veces hasta 2017 (Resolución 1912 de 2017), previa aprobación del Comité Nacional de Categorización de Especies y (desde 2014) consulta pública (Gómez et al., 2018). Esta resolución constituye la principal normativa nacional para guiar la planificación y gestión de la conservación de especies, y se ha constituido en una herramienta que varios actores gubernamentales de orden nacional y regional emplean para tomar decisiones. Por ejemplo, las Corporaciones Autónomas Regionales la tienen en cuenta en sus planes de gestión, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales la usa en las evaluaciones de licencias ambientales y planes de compensación, y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas la usa para apoyar la definición de valores objeto de conservación. Así mismo, múltiples organizaciones no gubernamentales y otras instituciones que trabajan en conservación de la biodiversidad usan la información de las especies amenazadas en su gestión no solo para proyectos de protección y manejo a nivel de especies, sino en programas de promoción de áreas de conservación y de restauración. Sumado a esto, algunas empresas del sector privado están comenzando a usar esta información en su gestión en temas ambientales.
Adicionalmente, el conocimiento compilado en los proyectos de Lista Roja ha sido el fundamento en la formulación de algunos planes de conservación de grupos de interés, como palmas (Minambiente, 2015), zamias (Minambiente & UdeA, 2015), orquídeas (Minambiente & UNAL, 2015), y algunas especies maderables (Cárdenas et al., 2015). Estos planes de conservación constituyen los programas más específicos para abordar las amenazas y revertir las tendencias en el riesgo de extinción de nuestra flora. Finalmente, las evaluaciones de Lista Roja son uno de los insumos principales para identificar áreas prioritarias para la conservación de la biodiversidad, como lo son las áreas clave de biodiversidad (Smith et al., 2019) y las áreas de importancia para las plantas (Darbyshire et al., 2017). El GEPC ha liderado el uso de la información de la Lista Roja de plantas para la identificación de KBA en Colombia, incluyendo la implementación de un proyecto piloto para identificar KBA en el norte de los Andes con especies de alta montaña, y la inclusión de las evaluaciones de grupos como bromelias, frailejones, zamias, helechos arborescentes y algunas orquídeas y árboles endémicos en el primer proyecto a gran escala de identificación de KBA en Colombia (Instituto Humboldt, 2023).
Perspectivas de la Lista Roja de las Plantas de Colombia
La gestión del GEPC ha permitido la adopción de estándares para el manejo de la información generada a partir de diferentes proyectos de Lista Roja de plantas, de manera que pueda consolidarse y usarse para otros análisis de planificación para la conservación, aunque aún se mantienen retos para su centralización y manejo. A partir de 2022 se propone mantener una compilación actualizada de todas las evaluaciones de Lista Roja de plantas publicadas y de aquellas en proceso de evaluación, en repositorios de acceso público como el SiB Colombia y GitHub, facilitando la consulta por cualquier actor interesado en el tema. Adicionalmente, el repositorio del SiB Colombia podría ser la base oficial para la actualización de la Resolución de especies amenazadas de Minambiente y para iniciativas como la identificación de áreas prioritarias para la conservación y nuevos planes de conservación, entre otras. En general, estas iniciativas dirigidas a centralizar y actualizar la información de Lista Roja podrían mejorar su divulgación y aumentar su uso en la planificación para la conservación de la biodiversidad por parte de autoridades ambientales y otros actores relevantes.
En Colombia, los proyectos de Listas Rojas no han tenido un apoyo financiero continuo y proporcional al reto de evaluar el riesgo de extinción de especies en un país megadiverso. Por este motivo, los avances alcanzados han sido el resultado de múltiples proyectos descentralizados y es importante lograr apoyo institucional a gran escala, tanto del sector público como del privado, para lograr una generación continua de conocimiento que permita planificar la conservación de nuestra flora. El GEPC tiene como prioridad finalizar las evaluaciones de las especies de plantas endémicas de Colombia en los próximos años, para poder contar con un primer conjunto de datos más completo para la planificación de la conservación. El escenario ideal sería completar la Lista Roja de todas las plantas de Colombia antes del año 2030, y aunque ya se cuenta con las capacidades técnicas que permiten evaluar especies de manera masiva, se requieren recursos económicos e institucionales para lograrlo. Este es un escenario plausible, siguiendo el ejemplo de países como Sudáfrica o Brasil, donde se ha evaluado un gran número de especies de la flora en tiempos prudentes al contar con recursos humanos y financieros suficientes (Schatz, 2009). El creciente interés por la identificación de KBA a nivel global y nacional, por la gestión en Otras Medidas Efectivas de Conservación basadas en áreas (OMEC) y por la inclusión de biodiversidad clave en programas de restauración ecológica pueden ser oportunidades para obtener apoyo para las Listas Rojas de especies. Finalmente, las evaluaciones de riesgo de extinción de especies son el insumo primordial para estimar el Índice de Lista Roja, uno de los indicadores mandatorios para el monitoreo del Marco Global para la Biodiversidad del Convenio de Diversidad Biológica (CDB) y otros acuerdos internacionales (CBD, 2022), por lo que el país debería tener mecanismos para su gestión a largo plazo.
En conclusión, si bien Colombia es uno de los pocos países megadiversos que ha avanzado en su Lista Roja de plantas a nivel nacional (un 25 % del total de especies y un 57 % de las especies endémicas para 2025), todavía tiene varios retos significativos para poder culminarla. Las autoridades ambientales del nivel nacional y regional, así como otros actores públicos y privados, hacen buen uso de la información que proporcionan las Listas Rojas de especies, pero no existe un apoyo adecuado de su parte para generarlas y mantenerlas actualizadas. En cualquier caso, existe el interés, la capacidad técnica, la necesidad para generar más conocimiento para la planificación de la conservación de las plantas de Colombia, así como buenos precedentes de su uso en la gestión de la biodiversidad. Esperamos que en el futuro cercano esto sea reconocido por todos los actores y que se puedan ejecutar proyectos para completar la Lista Roja y la identificación de áreas prioritarias para la conservación de las plantas del país, y que, en consecuencia, se haga un aporte importante a la Estrategia Nacional para la Conservación de Plantas y al Marco Global para la Biodiversidad al 2030.